sábado, mayo 13, 2006

La televisión sin control

Por estos días, sentarse a disfrutar de un buen programa de Tv., puede convertirse en una odisea sin los condimentos divertidos que impregnaban a la aventura del inefable Marley por islas caribeñas.
A los padecimientos de los cambios de horarios, se suman horas y horas sin respiro de sitcoms ultra repetidas, novelas, comedias, noticieros, y culebrones, que son emitidas sin los famosos cortes publicitarios y al termino de...-que puede ser, vaya uno a saber cuando-.
Paradójicamente, todos los esfuerzos de los canales consiste en seducir a la mayor cantidad de telespectadores posible, sin embargo, a la hora de utilizar los medios para lograrlo, caen indefectiblemente en groseras manifestaciones inequívocas de desprecio hacia los televidentes.
Cierto es que, nadie se queja, ni siquiera parece preocupar esta falta de respeto al ofrecer una programación díscola, en la cual cada canal atiende juego.
A la hora de ensayar explicaciones, todo se reduce –como siempre- a la cuestión económica y los altos intereses en juego, (mayor porcentaje en la torta publicitaria, necesidad de mantener la pantalla caliente, etc.), y es a partir de allí, que comienzan los movimientos y estrategias para posicionarse de la mejor manera y aniquilar al adversario.
En un tiempo fue los tanques hollywoodenses los encargados de aguar la fiesta de el debut, (si lo sabrá Francella), claro que a costo altísimo para las arcas propias. Pero nada importa cuando se trata de obtener una victoria en la planilla satánica. Después la táctica viró hacia la eliminación de las tandas comerciales, llegando incluso canal 9 el año pasado a emitir ininterrumpidamente desde las 20, hasta la 1 de la mañana en el debut de Maradona en el Canal 13.
Levantamiento y postergaciones de programas (recordar al Chueco Suar avisar en telenoche que se difería el inicio de “Una familia especial”, solo para desairar a la película de telefe), son algunas de las “maniobras bélicas” para ganar terreno, sin importar las consecuencias en los sufridos televidentes que, brújula en mano mediante, tratan de adivinar los comienzos y finales de sus programas favoritos.
Y, por supuesto que el famosísimo minuto a minuto vino a convulsionar aun más, este espectáculo del espectáculo. Porque si los números son favorables, Tinelli puede pasarse toda la madrugada tirando al aro, Guinzburg jugando con mala onda y la familia Argento repitiéndose como disco rayado.
Los contenidos han sido dejado de lado por el maldito tiempo real.
Pasen y vean...lo que puedan.

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