jueves, agosto 10, 2006

Fontanarrosa, un Doctor con hinchada propia


El dibujante, escritor y humorista rosarino, Roberto Fontanarrosa recibió el título de Doctor Honoris Causa en la Universidad Nacional de Córdoba (UNC). En la ceremonia, el humorista estuvo acompañado de su esposa Gabriela, y los humoristas y amigos Crist y Peiró. El acto se realizó ante una multitud en el Pabellón Argentina de la Ciudad Universitaria. Reinó un verdadero clima de fiesta, en donde el reconocimiento al «Negro» se transformó en un verdadero homenaje a la risa y el humor de los argentinos.
Fue un acto desbordante de discursos y exageraciones, que enseguida dieron paso a la risa y la diversión. Así, con ese marco, el escritor y humorista gráfico rosarino Roberto “Negro” Fontanarrosa fue distinguido con el título de Doctor Honoris Causa de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC). La ceremonia se realizó en la Sala de las Américas del Pabellón Argentina, Ciudad Universitaria. «Los muchachos», que siempren acompañan al «Negro» junto a los lectores cordobeses se juntaron para ver uno de los memorables partidos jugados en la vida de Fontanarrosa: «Honoris Causa para el humor». Pasadas las 18, detrás del escenario y con el público esperando en las butacas, el “Negro” habló con la emoción reflejada en las lágrimas de sus ojos. Ansioso, como quien va a recibir un título universitario luego de muchos años de carrera, el humorista dijo: «Recibo este homenaje que siempre me ha hecho la gente y que ahora se traslada al ámbito de la universidad». «Si no hubiese sido dibujante, tendría que haber sido el número 9 de Rosario Central, pero a esta altura de los acontecimientos no creo que pueda serlo... (risas)», declaró Fontanarrosa, rodeado de flashes y micrófonos. Desde la silla de ruedas que es testigo de su lucha contra la esclerosis, enfermedad que lo aqueja desde hace un tiempo, Fontanarrosa sintió el escenario como suyo. Miró tras el telón, se acomodó en el lugar asignado y respiró hondo mientras se llenó el pecho de orgullo y satisfacción. Como anfirión de la ceremonia, el decano de la Facultad de Ciencias Químicas, Gerardo Fidelio, tomó la palabra y comenzó con la frase: “Estimado “Negro” Fontanarrosa”. Continuó explicando sobre el significado del Honoris Causa para decirle al “Negro” que «este reconocimiento es por el aporte a la cultura, por ser popular, por narrar las cosas de la gente». “Ganaste la vida por goleada”, dijo el decano mientras buscaba la mirada cómplice del “canalla” rosarino. Mientras el discurso del anfitrión retenía la atención del homenajeado, desde la primera fila miraba atenta y dulcemente su esposa Gabriela, una hermosa cordobesa a la que el “Negro” no deja de mencionar en todas sus conversaciones. También, fue orador el periodista Emanuel Rodríguez quien pidió, en medio de risas y aplausos, que construyan una tribuna alrededor del escritorio del «Negro» para que se instalen allí los hinchas que tiene el dibujante. Luego le tocó el turno al mismo Fontanarrosa. Con muchas risas y un discurso fiel al estilo del «Negro», dijo que pensaba venir a Córdoba «respaldado por Quino y Caloi (que no pudieron estar presentes en la ceremonia) para poder enfrentar los comentarios futbolísticos de los cordobeses (Su equipo, Central, perdió con Belgrano). Sin embargo, siguió, “si el pueblo no me quiere y el ejército me abandona, voy a tener que enfrentar esa situación solo”... (risas). De ese modo tan Fontanarrosa abrió su discurso el hombre que ahora es doctorado por sus aporte a la cultura. Viniendo hacia Córdoba -se trasladó desde Rosario en auto-, contó que veía las leyendas que tenían inscriptas en la parte trasera los camiones. «Entonces, recordé una que había leído en un carro. Era un carro muy viejo, tirado por calballos y sobre él, un muchacho musculoso. Ese carro decía “Si me viera mi vieja”, y ahora soy yo el que estando en esta Universidad me digo: “Fontanarrosa: si te viera tu vieja”».Luego , durante el discurso, se abocó a comentar su paso por los ámbitos académicos. Recordó la escuela primaria y el consejo de su padre para continuar el secundario en el Industrial. «Nunca me llevé bien con las matemáticas, es que eran muchos números y yo era sólo uno!», se río. Apuntó a sus amigos y la importancia de Córdoba en su vida. «Hacer la revista Hortensia fue una consecuencia de descubrir el humor de los cordobeses», confesó.En un clima de pura fiesta, con sus hinchas emocionados, Fontanarrosa supo que estaba a punto de recibir la placa y una medalla que reconocía algo más que su trabajo. Cuando el «Negro» recibió el título por el que vino, seguramente sintió que su trabajo era el que había contribuido a mirar las historias cotidianas de una manera diferente y perdurable. Después, parafraseando a Atahualpa Yupanqui, se despidió del público cordobés: «Yo me voy con mi destino, para donde el sol se pierde. Tal vez alguno se acuerde que aquí cantó un rosarino».
(Diario La mañana de Cordoba)

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